Esto no debería ser normal en un chaval de 20 años, pero menos todavía que se tome tres en la misma noche porque la primera no le hacía el efecto deseado. ¿Resultado? Un resacón del quince y su ‘instrumento muy afinado’ (y no nos referimos a la guitarra) durante los dos días siguientes.
Continuando con la rumorología, él mismo debió de comentar la gracia: “un vendedor me convenció en un mercadillo nocturno de que comprara píldoras azules. Seguramente me tomé demasiadas”. ¿Pensaría que eran Juanolas? Su gemelo no se queda atrás: “a mi hermano no le hace falta tomar esas porquerías. Él va todo el día excitado”, ha declarado Bill.
Lo dicho, que nos creemos la mitad o ni eso, pero… ay que ver cómo anda el patio!!!
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